Bueno, pues aquí estoy, resurgiendo de entre las sombras después de una ausencia que pareció eterna. Sí, soy yo, el que ha estado atrapado en un interminable ciclo de trabajo y estudios, tratando de mantener la cordura en medio del caos.

Seguro se han estado preguntando qué demonios me pasó. ¿Acaso me tragó un agujero negro de responsabilidades adultas? Pues no, sigo aquí, arrastrándome por la vida con ojeras que podrían rivalizar con las de un mapache. 🦝

Mi día a día consiste en 8 horas de trabajo en el mundo de la tecnología de la información, donde los desafíos nunca faltan. Y como si eso no fuera suficiente, decidí embarcarme en un máster en diseño y branding. Porque, claro, ¿quién necesita tiempo libre o salud mental cuando puedes tener más diplomas y títulos? Ah, y luego está mi supuesto “tiempo libre”. ¿Alguien realmente tiene eso hoy en día? Porque yo paso mis escasos momentos libres estudiando, haciendo proyectos y contemplando el abismo de mi agotamiento. La vida social se ha vuelto un concepto tan extraño para mí como un unicornio en un campo de margaritas.

Debo confesar que me cuesta mucho ponerme a actualizar este blog, ya que paso demasiado tiempo frente a una pantalla en el trabajo, y con el máster, el tiempo restante es escaso. Sin embargo, por fortuna, estoy a punto de finalizar, lo que me dará un respiro y, con suerte, más tiempo para dedicarle a este espacio. Pero no se emocionen, queridos lectores, no esperen que vuelva a llenar este blog con mis brillantes ideas y ocurrencias de inmediato. Mi cerebro está más frito que una tostada olvidada en la tostadora, y la creatividad parece haberme abandonado en algún punto entre la tercera taza de café y el quinto proyecto del máster.

Así que, si por algún milagro llego a publicar algo aquí de nuevo, considérense afortunados. Mientras tanto, si me necesitan, estaré por aquí, ahogándome en una montaña de deadlines y cuestionando mis decisiones de vida. Porque, seamos sinceros, ¿quién en su sano juicio decide trabajar a tiempo completo y estudiar un máster al mismo tiempo? Aparentemente, yo. (Y mis compañeras/os de estudio)

Pero hey, al menos puedo decir que estoy “creciendo” y “superándome a mí mismo”, ¿verdad? Aunque tenga que arrastrarme hacia mis metas como un caracol cojo y deshidratado.

En fin, así es la vida del adulto responsable y ambicioso. O debería decir, del adulto masoquista y con tendencias autodestructivas. Pero bueno, ya estoy metido en este lío, así que toca apechugar y seguir adelante. Deséenme suerte, la voy a necesitar.